*Ratificación del Tratado de Münster de Gerard ter Borch
El siglo XVII se caracterizó por ser un punto central en la historia de las relaciones internacionales, ya que marco el siglo donde se produjo la paz de Westfalia, paz que pondría fin a la guerra de los treinta años (1618-1648) y configuraría las fronteras modernas de Europa occidental y parte de Europa oriental. Pero antes de esto, durante los siglos a priori a los tratados de Osnabrück y Münster, las relaciones internacionales entre las naciones mantenían un desarrollo diferente al actual.
A diferencia de los tiempos contemporáneos, donde los diplomáticos se caracterizan por ser ministros, embajadores, secretarios y/u consejeros formados en academias universitarias que luego son enviados en misiones diplomáticas a representar a su país en el exterior, durante la edad media y la edad moderna, el cargo de embajador estaba restringido a políticos de alto cargo o únicamente al monarca o a la figura máxima del estado, orientándose únicamente a los países vecinos o a las grandes potencias cercanas para evitar un eventual conflicto entre ambos. Existían algunos diplomáticos como era el caso de Philippe de Commynes, que se abocaban al desarrollo del contexto de las relaciones francesas en el marco de la guerras italianas (1494 – 1559), en donde utilizando su posición de diplomático en la corte del ducado de Borgoña y Francia, escribe su libro Memoires, donde recopila los diferentes eventos a nivel internacional relevantes para Francia donde demuestra cuan limitado era el alcance de la política exterior de dicho pais, desarrollando una gran influencia en Borgoña, Inglaterra y en la península italiana (en los últimos años) pero con una relación muy escasa con España y el Imperio Otomano.
A su vez en la península itálica, constituida por pequeños estados tales como el ducado de Milan, la Republica de Florencia, el Reino de Nápoles, los estados pontificios o la Republica de Venecia, se comienza a desarrollar un modelo de alianzas que incluían ciudades-estado e imperios (tal como fue la Liga Santa que incluyo al Sacro Imperio Romano Germánico junto a ciudades-estado como Milán o Venecia contra Francia). Esta alianza, además de permitir una unidad entre estos dos grupos, permitió lograr algo que hasta ese momento nunca se había hecho: hacer una alianza que logre unificar a diferentes estados europeos bajo la figura de Carlos V como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de Castilla, Aragón, los Países Bajos, Austria y Nápoles. Debido a esta unión de estados bajo una sola corona, el envió de diplomáticos por parte de un gobernante representaba un atributo de soberanía (solo Carlos podía enviar diplomáticos, el Sacro Imperio u otro reino no podía enviarlos por separados). Esto durante la Edad Media no era posible, ya que la diplomacia estaba constituida por personas provenientes de un sector humilde, un ejemplo de esto es el procurador, el cual es definido en la actualidad como un representante facultado para negociar en nombre de su estado, podía estar conformado en la edad media por un grupo de comerciantes o por una sola persona que se enfrentara al gobernante de un reino el cual tenía litigio sobre una concesión. Para ejemplificar esto se encuentra la figura de Tomas Moro el cual obtuvo su primera experiencia diplomática cuando en 1509 negocio con las autoridades municipales de Amberes en nombre de la Mercers Company of London. Esto demuestra que el cargo de procurador tenía un origen sumamente plebeyo (a diferencia de los inicios del periodo contemporáneo en el cual se resalta la figura de diplomáticos como Klemens Von Metternich o el de Talleyrand, ambos provenientes de familias aristocráticas). Esto cambio con el cardenal Richelieu que comenzó a utilizar el termino plenipotenciario para desplazar el de procurador para representar una misión en el extranjero. Su nombre derivo de los plenos poderes que obtenía y que eran enviados en una situación excepcional (a diferencia de las misiones diplomáticas que abarcaban los intereses comunes de un estado vecino).
Como forma de cierre...
El cargo de embajador antes del siglo XVII estaba restringido a políticos de alto cargo o al monarca, retomando esto a principios del siglo XIX restringiéndolo a la aristocracia, tal como es el caso antes mencionado de Metternich o Talleyrand. El cargo de procurador estaba conformado en la edad media por un grupo más humilde que el del gobernante (comerciantes), siendo contrarrestado con el cargo de plenipotenciario durante el siglo XVII.
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