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Foto del escritorMatias Lebrero

Revolucion rusa y guerra civil

Cuando el país entró en guerra, todos los partidos políticos se mostraron favorables a la participación en la contienda. Durante el desarrollo de la misma, las fábricas no se mostraron lo suficientemente productivas, la red ferroviaria era ineficiente y el suministro de armas y alimentos fallaba. Estallaron disturbios y decayó la moral de los soldados. La hambruna se extendió entre la población civil y las mercancías comenzaron a escasear. Entre 1915-16, proliferaron comités, cooperativas y sindicatos que se hicieron cargo de todo aquello que el Estado no asumía (abastecimiento e intercambios comerciales).



La revolución se inició el 23 de febrero con la huelga del día Internacional de la Mujer donde se manifestaron para exigir pan. Los días siguientes, las huelgas se generalizaron por todo Petrogrado. Los enfrentamientos con la policía se saldaron con víctimas y los manifestantes se armaron sustrayendo armas de los puestos policiales. Tras tres días de manifestaciones, el zar ordenó la movilización de la guarnición militar para sofocar la rebelión. Sin embargo, parte de los militares se sumaron a los insurgentes, que pudieron de esta forma armarse más convenientemente. Presionado por el Estado Mayor, el zar abdicó el 2 de marzo en favor de su hermano Miguel (sin éxito). Fue el fin del zarismo y se produjeron las primeras elecciones al sóviet de los trabajadores de la capital, el Sóviet de Petrogrado. Los sóviets, nacidos de la voluntad popular, no contradijeron al Gobierno provisional, pese a su inmovilidad y su actuación en la guerra. Sin embargo, el pequeño Partido Bolchevique, liderado por Lenin, impuso una radicalización estratégica y se hizo portavoz del creciente descontento general.


Las primeras semanas fueron muy pacíficas, tanto en ciudades como zonas rurales. Ninguna represalia, oficial o espontánea, se tomó contra los antiguos siervos del zar, teniendo incluso derecho estos a trasladar su residencia o exiliarse. El Gobierno provisional abolió la pena de muerte, ordenó la apertura de las prisiones, permitió el retorno de exiliados y proclamó las libertades fundamentales: prensa, reunión y conciencia. La manifestación más clara de la emancipación de la sociedad civil fue la creación espontánea de los sóviets (consejos) de obreros, campesinos, soldados y marineros, que cubrieron la totalidad del país. Estas asambleas paliaron la escasez de organizaciones habituales en Occidente (partidos Y sindicatos) debida a la represión zarista. Fueron órganos de democracia directa que pretendían ejercer un poder autónomo y ante la posibilidad de que el Gobierno Provisional llevara a cabo una contrarrevolución.


La Duma eligió como presidente a Rodzianko, monárquico exoficial del zar, mientras que la dirección del gobierno fue del príncipe Lvov, un liberal progresista (pese a que la revolución había sido encabezada por obreros y soldados, el poder estaba en manos de la burguesía liberal). Los sóviets ya estaban presentes en las principales ciudades, y en abril y mayo se extendieron a zonas rurales (sóviets: asociaciones donde los trabajadores discutían sobre la situación y eran al mismo tiempo un órgano de gobierno). El programa del Sóviet de Petrogrado recogía el poner fin a la IGM, otorgar la propiedad de la tierra a los campesinos, jornada laboral de ocho horas y el establecimiento de una república democrática. Este programa resultaba inaplicable para la burguesía liberal gobernante y el gobierno consideró que solo la futura Asamblea Constituyente elegida por sufragio universal tenía derecho a decidir sobre la propiedad de la tierra y el sistema social. Pero la ausencia de millones de votantes, que se encontraban combatiendo en el frente, retrasó las elecciones. Los sóviets estaban dominados por socialistas, mencheviques y social revolucionarios. Los bolcheviques, a pesar de su nombre (mayoritarios) eran una minoría. Por aquel momento, los sóviets demostraron un apoyo moderado al Gobierno provisional y no continuaron reclamando las reformas más radicales. A pesar de la voluntad popular de poner fin a la guerra, la participación en la IGM no ceso. Las manifestaciones a favor y en contra del Gobierno causaron los primeros enfrentamientos armados. Los socialistas moderados entraron en el Gobierno con el apoyo de la mayoría de los trabajadores (buscaban ejercer presión para poner fin a la guerra). Al mismo tiempo, Lenin publicó sus Tesis de abril, donde afirma que el capitalismo había entrado en una fase final y que la burguesía ya no era capaz en los países industrializados de asumir el papel revolucionario que había desempeñado en el siglo XIX. Para él, solamente se podría detener la guerra y asegurar las conquistas de la revolución dando todo el poder a los sóviets. Lenin se negaba a prestar apoyo al Gobierno y exigió la confiscación de tierras y su posterior redistribución entre los campesinos, el control obrero sobre las fábricas y la transición inmediata a una república de sóviets. Con el colapso económico y la guerra en curso, las ideas del partido bolchevique fueron ganando influencia. A principios de junio, los bolcheviques ya eran mayoría en el Sóviet de Petrogrado de diputados de obreros y soldados.



Jornadas de julio: La continuación de la guerra creaba una situación muy crítica, ya que era imposible instaurar la jornada laboral de ocho horas sin perjudicar la producción bélica o tratar de convocar elecciones para formar la Asamblea Constituyente teniendo millones de soldados en el frente. El fracaso militar de la Ofensiva Kerenski provocó una decepción general y los soldados se negaron continuar. El Ejército entró en descomposición, las deserciones se multiplicaron, las protestas se acrecentaron y la popularidad de Kerenski comenzó a degradarse. Los días 3 y 4 de julio, se conoció el fracaso de la ofensiva, y los soldados en Petrogrado se negaron a regresar al frente. Reunidos con los obreros, se manifestaron para exigir que los dirigentes del Sóviet de Petrogrado tomaran el poder. Pero los bolcheviques se manifestaron en contra de un levantamiento ya que solamente eran mayoritarios en Petrogrado y Moscú, mientras que los partidos socialistas moderados mantenían su influencia en el resto del país. Preferían dejar que el Gobierno prosiguiera con sus actividades para demostrar así su incapacidad para gestionar los problemas suscitados tras la revolución: firma de la paz, jornada de ocho horas y reforma agraria. Pero la represión se cernió sobre los bolcheviques: Trotski fue encarcelado y Lenin se exilió en Finlandia.

Levantamiento de Kornilov: Kornilov fue nombrado comandante en jefe por Kerenski. Era un nacionalista que deseaba continuar la participación de Rusia en la guerra, ya fuera bajo la autoridad del Gobierno provisional o sin él. A finales de agosto de 1917, Kornilov organizó un levantamiento con el objetivo de aplastar los sóviets y las organizaciones obreras para devolver a Rusia al contexto bélico. Ante la incapacidad del Gobierno Provisional para defenderse, los bolcheviques organizaron la defensa de la capital. Kerenski solicitó la ayuda de los partidos revolucionarios y por esto, pierde el apoyo de la derecha, que no le perdonaba el haber sofocado el golpe, el de la izquierda, que lo consideraba demasiado benevolente con los cómplices de Kornilov, y el de los bolcheviques, en la que Lenin dio la orden de no apoyar a Kerenski y de limitarse a luchar contra Kornilov. Ante la contrarrevolución, las masas se radicalizaron y los sindicatos se alinearon con los bolcheviques. Para septiembre, el Sóviet de Petrogrado era mayoritariamente bolchevique, escogiendo a Trotski como su presidente. A su vez, los agricultores tomaron las tierras de los terratenientes, cansados de esperar la reforma agraria retrasada por el Gobierno.



En octubre de 1917, Lenin y Trotski consideraron que había llegado el momento de dar el golpe. Se creó un Comité Militar Revolucionario (compuesto por obreros, soldados y marinos) en el seno del Sóviet de Petrogrado. Dicho comité aseguraba el apoyo o neutralidad de la guarnición militar de la ciudad y la preparación de la toma de los puntos estratégicos de la ciudad. La Guardia Roja tomó sin resistencia el control de puentes, estaciones, banco central y telefónica antes de lanzar un asalto final al Palacio de Invierno. Al día siguiente Trotski anunció la disolución del Gobierno Provisional. Algunos delegados creían que Lenin y los bolcheviques habían tomado el poder ilegalmente, y alrededor de cincuenta abandonaron el congreso[1]. Estos crearon un «Comité de Salvación de la Patria y de la Revolución». Para contrarrestar, los sóviets crearon un Consejo de Comisarios del Pueblo, constituido en su totalidad por bolcheviques. Lenin busco el fin de la IGM y promulgó el Decreto sobre la Tierra, el cual otorgaba a los sóviets de campesinos la libertad de hacer lo que consideraran con las tierras. Por último, se nombró un nuevo gobierno, el Consejo de Comisarios del Pueblo. Dicho gobierno aplicó medidas, como la nacionalización de los bancos, el control obrero sobre la producción, la creación de una milicia obrera, la soberanía e igualdad de todos los pueblos de Rusia y su derecho de autodeterminación.


Al tomar el poder en Petrogrado, Lenin y Trotski no tenían intención de construir el socialismo solo en Rusia. Esperaban ser la primera victoria obrera de una serie de revoluciones en los países industrializados que permitiría expandir la revolución. Se centraban en Alemania, la potencia industrial del continente y hogar del movimiento obrero más fuerte. Fascinados por el dirigismo económico militarizado del Estado Mayor en Alemania, intentaron emularlo con el objetivo de tener el pais controlado ante una hipotética contrarrevolución. Sin embargo, muchos trabajadores no querían volver a los esfuerzos exigidos por el autoritarismo y la guerra, generando una división entre bolcheviques y campesinos. Los primeros pretendían aplicar un colectivismo, mientras que los segundos aspiraban a la extensión y multiplicación de la pequeña propiedad. Para los bolcheviques, la reforma agraria era lo principal y no la construcción de una sociedad socialista, que parecía imposible en un país pobre. Conscientes de que no podían gobernar sin el apoyo de las masas rurales, los bolcheviques convocaron a un congreso campesino. A pesar de la presencia de una mayoría socialrevolucionaria hostil, este último ratificó el Decreto sobre la Tierra y apoyó al nuevo gobierno, consagrando la unión entre el proletariado urbano y el campesinado. Así, en los meses que precedieron al Tratado de Brest-Litovsk (3/18), el nuevo poder había conseguido evitar el peligro de enfrentarse a las masas rurales, teniendo en cuenta que tenía que hacer frente a la hostilidad de monárquicos, liberales y parte de los socialistas. Pero el régimen heredó el problema de abastecimiento de las ciudades.


La recuperación del Partido Social-Revolucionario y de los anarquistas inquietaba al poder: en aquellos lugares donde todavía se celebraban elecciones locales, obtenían más de la mitad de los votos. Como reacción, entre mayo y junio de 1918, periódicos socialistas se cerraron y la Checa disolvió decenas de sóviets socialrevolucionarios o mencheviques. Los bolcheviques, ante la crisis alimenticia, retomaron las retenciones a los alimentos aplicadas por el zarismo, algo que provocó que los campesinos se sublevaran, siendo las revueltas reprimidas en julio de 1918, fusilando huelguistas y disolviendo reuniones populares. Los socialrevolucionarios rompen con los bolchevique.



El 23 de febrero de 1918, Trotski fundó el Ejército Rojo y restableció el servicio militar. Controlaba un territorio pequeño, pero contaba con la ventaja de su disciplina y organización y de disponer de mejores carreteras y vías de ferrocarril. Los Blancos se encontraban divididos e incapaces de coordinar (además, no tenían nada que ofrecer a la población salvo la vuelta a un régimen rechazado). El Ejército Verde estaba compuesto por campesinos que rechazaban el reclutamiento en ambos ejércitos y la restitución de las tierras a los antiguos propietarios deseada por los Blancos[2]. Después de la derrota de los Blancos a finales de 1920, en 1921-22, se da el aplastamiento de las grandes rebeliones campesinas[3]. La guerra radicalizó al régimen, lo que género que se proceda a nacionalizar la totalidad de los comercios, banca, industria, artesanado y las viviendas de las clases acomodadas fueron colectivizadas. La victoria bolchevique significó la reconstrucción de un estado bajo la autoridad de un partido único sin rivales ni enemigos y dotado de un poder absoluto (estado policial en torno a la Checa).


REFERENCIAS

[1] La Asamblea Constituyente Rusa fue elegida en nov de 1917. Aunque obtuvieron un 25 % de los votos y un gran éxito en las urbes, los bolcheviques resultaron una fuerza minoritaria. Chernov (sociorevolucionarios) resultó elegido presidente de la asamblea. La disolución de la misma por la Guardia Roja se produjo inmediatamente después de su primera reunión. Aunque la mayoría de la población permaneció indiferente ante este golpe, los manifestantes que protestaron resultaron muertos. El marxista Rappoport comentó: “Lenin actuó como un zar. Al disolver la Asamblea, Lenin creó un vacío, que llevo a la guerra civil”. [2] Blancos constituidos por sociorevolucionarios, mencheviques, nacionalistas y monárquicos (campesinos, monárquicos y terratenientes). Otro de los nombres que recibieron fue Ejercito de Voluntarios. [3] Grandes rebeliones campesinas como la Majnovista en Ucrania y Tambov en Rusia. Esta última estuvo liderado por el ejército verde, pero la primera fue liderada por el ejército negro de corriente anarquista. Dicha revolución buscaba defender la república popular ucraniana frente a los bolcheviques, cosa que no se logra y se anexa Ucrania en 1922.

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